El radar planetario Goldstone de Deep Space Network de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) reportó el paso de dos grandes asteroides, el 2024 MK y el 2011 UL21, cerca del planeta Tierra.
En su página web, el organismo destacó que los cuerpos celestes no representan ninguna amenaza para la tierra. “Uno de ellos tenía una pequeña luna orbitando alrededor, mientras que el otro había sido descubierto sólo 13 días antes de su aproximación más cercana a la Tierra”, destacó.
La administración logró registrar información clave sobre los tamaños, órbitas, rotación, detalles de la superficie y pistas sobre su composición y formación de los asteroides.
De acuerdo a cálculos de los profesionales, el UL21 pasó a 6,6 millones de kilómetros de la tierra, unas 17 veces la distancia entre la Luna y la Tierra. El objeto, de casi 1,5 kilómetros de ancho, está clasificado como “potencialmente peligroso»; sin embargo, no es una amenaza para el planeta en el futuro previsible.
“Se cree que alrededor de dos tercios de los asteroides de este tamaño son sistemas binarios, y su descubrimiento es particularmente importante porque podemos usar mediciones de sus posiciones relativas para estimar sus órbitas mutuas, masas y densidades, que brindan información clave sobre cómo pueden haberse formado”, dijo Lance Benner, científico principal del proyecto.
El 29 de junio, el mismo equipo observó el MK pasar por nuestro planeta a una distancia de sólo 295.000 kilómetros, (un poco más de las tres cuartas partes de la distancia entre la Luna y la Tierra).
Este asteroide, de unos 150 metros de ancho, “parece ser alargado y angular, con regiones planas y redondeadas prominentes”. Para estas observaciones, los científicos también utilizaron DSS-14 para transmitir ondas de radio al objeto, pero utilizaron la antena DSS-13 de Goldstone de 34 metros (114 pies) para recibir la señal que rebotó en el asteroide y regresó a la Tierra.
“Los acercamientos de objetos cercanos a la Tierra del tamaño de 2024 MK son relativamente raros, ya que ocurren cada dos décadas, en promedio, por lo que el equipo del JPL buscó recopilar la mayor cantidad posible de datos sobre el objeto”, detalla.
El Cooperante