Los guerreros del teclado de la oposición son buenos. Admirables diría yo. Sobre todo si cuentan con el apoyo de un Elon Musk, un Javier Milei, un Mauricio Macri, exigiendo la salida de Nicolás Maduro porque cometió fraude.
Sin una prueba, más allá de la afirmación de la madre Teresa venezolana, junto a un doncito embajador, se ha armado toda una narrativa como le gusta decir a los que creen en la Agenda 2030.
Eso y la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, se llevan todos los premios de “Nuestro Insólito Universo”.
Todavía los franceses no levantan la cara de la vergüenza del viernes pasado y este lunes, los venezolanos con algo de sentido común (admitiendo que somos minorías), leemos y vemos como el universo internacional que no es de izquierda como Nicolás Maduro, exige y ordena la salida del “dictador Maduro”.
Mientras tanto nuestra madre Teresa escucha el tic tac del reloj. Cada vez le queda menos tiempo para mantener su estrategia de las primarias, donde según su “comisión de primarias” (porque ella la designó) había ganado con 2 millones 500 mil votos.
Nunca los venezolanos vimos ni un papelito. Pero ni uno picado por la mitad. Bastó la palabra de sus válidos Notables para que el resto de la oposición (los proscritos por María Corina) aceptara eso mientras el gobierno se burlaba con razón de la falta de juicio y de seriedad de los políticos de oposición.
Ahora, se aplica el mismo expediente. Nosotros los del estado Bolívar, lo llamamos el Síndrome Velásquez. Ese es el candidato a la gobernación que más veces han robado.
El tipo se postula sabiendo que lo van a robar, pero eso no importa, la gente sale a votar sola.
En el caso de la madre Teresa y su válido embajador, salen a peregrinar con fe.
Eso es indudable: La gente salió a votar pero, (freno de mano, de rodilla, de pie), no había nadie para cuidar esos votos.
Ese siempre ha sido el reclamo al eterno candidato de oposición perdedor en el estado Bolívar: Andrés Velásquez.
A él siempre lo roban pero nunca tiene ni un acta. Eso es lógico. Tener una estructura partidista exige disciplina, organización, recursos y respeto por el voto del elector.
La alumna de Velásquez y en este caso de la mano que mece la cuna, Antonio Ledezma (no aprendiste nada cuando estuviste en AD con los renovadores, claro todos eran unos flojos, por eso era que Luis Alfaro Ucero siempre les ganaba), aplica el mismo recurso, “si pierdes no lo reconozcas jamás”.
Ahora ella afirma que tiene todas las actas donde aparece ganando Edmundo González Urrutia.
Eso mismo dijo cuando las primarias pero nadie vio nada. Ni siquiera sus diarios e influencers de cabecera, presentaron aunque fuese un tique de lavandería como prueba.
Pero el Tic Tac sigue corriendo. Estados Unidos acaba de decir que espera que se presenten las pruebas del fraude.
La madre Teresa y su doncito valido embajador, no van a esperar que el gobierno las presente verdad?
Lo correcto es que si les robaron las elecciones, tengan los chorizos a mano, las actas sobre todo porque Antonio Ledezma conoce la expresión Acta mata votos, pues ese es un invento adeco.
¿Además sabían ustedes que cada acta tiene un QR que al apuntar el lector de QR vota el resumen completo?
No puede ser que esos genios de Súmate no están al tanto de esa modernización electoral porque yo que estoy a seis mil kilómetros lo sé. Ustedes estaban allí, al lado, encima y saben mucho.
Es mejor que muestren las actas, los resultados, los chorizos. No sigan con el cuento de que la prima del cuñado de mi hermano casado con una sobrina de la vecina que fue testigo de mesa “me dijo que González Urrutia ganó en todas las mesas”.
Son 3026 centros electorales. No son los 100 de las primarias. Se necesitaban por lo menos 14 mil testigos y hasta ahora no hemos visto el primero de la madre Teresa venezolana.
Hay que ser serios. Por lo pronto sigan moviendo a los guerreros del teclado de la oposición.
Los de Maduro no son virtuales. Son serios. Putin y Xi Jinping, ya felicitaron al presidente reelecto.
Sigue el Tic Tac. No para. No se puede seguir mintiendo porque se corre el riesgo de que Súmate pase a llamarse el Tren de Súmate.
Carmen Carrillo
