Carmen Carrillo
A casi un mes de haberse celebrado las elecciones presidenciales en Venezuela, el Tribunal Supremo de Justicia determinó que Nicolás Maduro Moros, ganó los comicios del 28 de Julio.
Esto después de haber hecho la verificación de los resultados, así como la auditoría al 100 por ciento de las máquinas electorales.
Es decir a las 30026 máquinas de votación porque las elecciones en Venezuela son electrónicas. No por cajas o con papelitos.
Varias conclusiones presentó la presidenta del TSJ, Caryslia Rodríguez quien a su vez es la presidenta de la Sala electoral del Tribunal Supremo.
La primera que Edmundo González Urrutia no se presentó cuando fue citado; ni presentó pruebas de su triunfo.
Y la segunda que los representantes de sus tres partidos postulantes, UNT, MUD y MPV, miembros de la Plataforma Unitaria, admitieron ante las autoridades del TSJ no tener ni un acta, ni media acta, ni un papelito y no haber participado de forma alguna en la cadena de traslado o de custodia de alguna de las actas.
Entonces, ¿Qué actas publicó el símil de página web del CNE que la oposición le presentó al mundo?
Por no tener 30 mil
Posiblemente este 28 de julio fue la mejor oportunidad que pudo haber tenido el país de contar con un nuevo gobierno pero siempre pasa lo mismo.
Nuestra oposición que no haya como justificar su ineptitud culpa a los demás por sus fracasos.
En esta ocasión por no tener 30 mil representantes electorales para esas máquinas electorales, no se ganó.
Si hubieran estado al pie del cañón, seguramente este mes de agosto sería de júbilo para los venezolanos en todo el mundo.
No fue posible. María Corina Machado nunca quiso que Edmundo González Urrutia ganara las elecciones.
Eso es lo único que justifica la cadena de errores cometidos en una campaña electoral.
Esta campaña y la de Mario Vargas Llosa, cuando perdió con el chino Alberto Fujimori en Perú, son los ejemplos de lo que no se debe hacer para poder ganar unas elecciones.
O mejor dicho lo que se debe hacer si se quiere perder unas elecciones.
Cadena de errores
Desde el principio esta señora asesorada por el Mandrake del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, que era como le decían a Carlos Blanco (porque a Pastor Heydra le decían Lotario, pues ambos siempre estaban en la misma comandita); por su mamá, la señora Parisca; su amiga Meda o Maeda, una de las asiladas de la embajada de Argentina en Caracas, (donde por cierto, robaron esta semana 90 mil dólares de la cuenta de la embajada, vía hackeo); su abogado Perkins Rocha, ciudadano con nombre de colonia y por supuesto Antonio Ledezma y Leopoldo López, par de estrellas fulgurantes de las derrotas políticas, al abandonar los partidos políticos tradicionales e inventarse unas estafetas electorales y esa entelequia llamada Súmate, famosa por haberle dado la lista de los que votaron en el revocatorio contra Chávez, a Luis Tascón, nunca tuvo interés en actuar de manera correcta.
Si, si yo sé que habrá quienes digan que con ella nunca actuaron correctamente, pero la inhabilitación de María Corina Machado se inscribe más en el ámbito de traición a la patria que otra cosa, así que corrió con suerte que sólo la inhabilitaron y no la detuvieron y la condenaron a 30 años de cárcel, que es lo que genera un acto de traición a la patria.
Desde que saltó al ruedo político lo hizo invocando la fe y la esperanza, aunque ella aplicaba esa expresión de “A Dios rogando y con el mazo dando” pues fue sacando del camino a todos los posibles contendientes usando para ello, si era necesario argumentos extorsivos, como hizo por ejemplo con Manuel Rosales, a quien le advirtió que si se postulaba a las primarias y/o a las presidenciales, le sacaría para la calle los negocios que tiene en Panamá y otros países del exterior.
Esta fue la fase una. La fase dos fue la de inventarse candidata o candidato que fuera inscrito a las presidenciales mientras ella hacía la campaña.
Más detalles en esa cadena de errores
Lo curioso de esta cadena de errores, es que se buscó candidatos de más de 65 años de edad, tercera edad en adelante, para seguramente poderlos manejar mejor y no quiso que personas jóvenes aparecieran en el equipo.
Sólo era ella, los ciudadanos, rostros sin nombres, por todo el país y una maquinaria invisible porque la única que debía ser el eje central era ella.
Y los viejitos candidatos se calaron esa, primero la individuo de número de la Academia venezolana, Corina Yoris y después el embajador, empleado de Julio Borges, residenciado en Miami, Edmundo González Urrutia.
Luego llegamos a la mejor parte. Así como María Corina Machado se daba el tupé de regañar con gestos en público a sus “miembros del comando”, caso Delsa Solorzano o Andrés Velásquez, por mencionar sólo a dos “lomos de baba” que se atrevían a andar con esa tiranuela de poca monta y soportaban todos sus desplantes y maltratos, los otros, los extorsionables por tener algún cable pelado, léase Manuel Rosales, Freddy Superlano, Henrique Capriles Radonsky, Henry Ramos Allup, Omar Barboza, entre otros hicieron mutis por el foro.
Es decir se apartaron del camino y la dejaron andar a sus anchas con sus desmanes y soliloquios en su Monte Sacro.
Ese monstruo fue creciendo mientras mantenía el discurso de que si ella no ganaba, (aunque no competía), no se reconocerían esos resultados.
La señora logró convencer a Tirios y a Troyanos. A Elon Musk le ofreció el Delta del Orinoco; a Jeff Bezos, también le debe haber ofrecido algo más; a los norteamericanos, sobre todo al ala estúpida de los demócratas, (que los hay) y al ala zángana de los republicanos latinos, (que también los hay), les ofreció, seguramente petróleo; oro; y minerales especiales.
En ese sentido, hay que quitarse el sombrero porque ciertamente tiene labia y talento para convencer a gente que uno cree que es inteligente, o por lo menos eso es lo que quieren que creamos los mortales comunes y corrientes.
Y así se llegó a los quince días antes de las elecciones. Allí fue que se concretó esta cadena de errores electorales.
María Corina Machado dejó en claro que no habría movilización, ni operación Galope; cada quien debía llegar como pudiera; tampoco habría testigos electorales de ningún partido político porque serían los ciudadanos los veedores de los comicios; mucho menos habría desayuno, almuerzo, merienda, cena, agua, suplentes o sillas para quienes asumieran la función de representantes electorales en los centros de votación.
El que resultara postulado debía cargar el mismo con sus vituallas y peroles porque nadie llegaría en su ayuda, “porque los ciudadanos serían los veedores del proceso”, repetía la No Candidata, mientras en los partidos políticos la dirigencia se miraba la cara y se rascaba la cabeza.
La ONG Súmate sería la responsable de llevar todo el proceso de supervisión de las actas (sería por telepatía porque nunca hubo ningún representante en parte alguna) y la ONG Vente Venezuela, porque eso no es un partido político, se dedicó en cada uno de los estados de Venezuela, a esperar los recursos para después darse a la fuga o como dijo alguien huir con el botín. Todavía los están buscando.
Los venezolanos fueron a votar. Dentro del país salieron a sufragar su parecer político. El gobierno estuvo pendiente que no se le perdiera ni un lápiz en el camino mientras del lado de la oposición habíamos quedado en manos de Dios y de “la fe y la esperanza” como repetía la No Candidata.
Fuera del país, apenas 63 mil venezolanos pudieron ejercer su derecho porque en la oposición tampoco se ocuparon de orientar a los electores venezolanos, explicándoles que con sólo hacer cambio de residencia y con el documento de identidad vigente en el país donde se encontraban que probara que estaban legales, podrían votar.
No. Armaron una película dos horas antes de que cerrara el plazo e hicieron que muchos bobos fueran a hacer colas kilométricas en las embajadas de Venezuela donde habría centro electoral para que se inscribieran y pudieran votar.
Y en esa realidad, llegamos al 28 de julio. Llegamos al símil de la página web de la oposición con la que pretendieron sustituir al CNE; al hackeo masivo de la página del CNE; al Anonymus hackeando hasta cuentas bancarias, pero ellos actuaron correctamente, el gobierno no.
En el fondo, se volvió a perder por la irresponsabilidad, la falta de respeto y de coherencia de esa dirigencia política que actuó por obra como en el caso de María Corina Machado y por omisión, en el caso de todos los demás.
Ahora se preparan para la cuarta fase de la mentira: Una nueva presidencia interina, no sabemos si con González Urrutia al frente o con María Corina Machado; con más sanciones para el país, porque eso no afecta a los del gobierno, afecta a la gente común y corriente y seguramente con más expoliaciones de propiedades venezolanas en el exterior.
Allí vamos a conocer quiénes serán nuestros nuevos “mejores amigos”.