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    Niño de 4 años destruye jarra de 3.500 años en museo israelí

    Durante una visita a un museo de Haifa (Israel), un niño de cuatro años hizo lo que hacen los niños: destruir algo sin querer. Por desgracia, se trataba de una exposición de miles de años de antigüedad. Sin embargo, según la institución, no informó a la policía, sino que invitó al niño a volver al museo para otra visita.

    «Hay casos en los que los objetos expuestos son dañados deliberadamente, y estos casos se tratan con gran severidad, incluyendo la participación de la policía», dijo Inbal Rivlin, director del Museo Hecht, en respuesta a una pregunta de dpa. «En este caso, sin embargo, no fue así. La jarra fue dañada accidentalmente por un niño pequeño que visitaba el museo y la respuesta será la adecuada», agregó.

    El niño de cuatro años y su familia han sido invitados a visitar de nuevo el museo para ver la pieza restaurada. La familia ya ha aceptado visitarlo este fin de semana, dijo Rivlin.

    Se organizará una visita guiada para ellos, para que asimilen la experiencia compartida de una forma hermosa. El museo no facilitó más detalles sobre el incidente. 

    «Al principio, me encontraba en total negación,» relató Alex, el padre del niño, en una entrevista con The Guardian. «Me resultaba difícil aceptar que había sido mi hijo», añadió.

    El pequeño, impulsado por su curiosidad, quiso ver si había algo dentro del jarrón, que se pensaba había sido utilizado para almacenar suministros locales como vino y aceite de oliva, según informa el medio británico.

    «Hallazgo impresionante»

    El museo no quiere mostrar deliberadamente las piezas tras el cristal La reacción del museo puede sorprender en un primer momento, pero según el museo, la vasija data de la Edad de Bronce Media, entre el 2200 y el 1500 a.C., por lo que tiene al menos 3500 años de antigüedad.

    «Se han encontrado vasijas similares en excavaciones arqueológicas, pero la mayoría estaban rotas o incompletas», explica Rivlin. Sin embargo, la pieza expuesta estaba intacta y se consideró «un hallazgo impresionante» por su tamaño.

    Sin embargo, la institución sigue una postura clara. Según Rivlin, «hace especial hincapié en que los objetos arqueológicos sean accesibles al público, y siempre que es posible, los objetos se exponen sin barreras ni paredes de cristal». El museo cree que experimentar un hallazgo arqueológico sin obstáculos tiene un atractivo especial». Esto no va a cambiar.

    FEW (dpa, The Guardian, The New York Times)/DW Actualidad

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