Caracas.- La predicción del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF, por sus siglas en inglés) para las dos primeras semanas de septiembre en el norte de África tiene muy pendientes a los meteorólogos.
El modelo predice un periodo de lluvias intensas en el desierto del Sáhara, con precipitaciones de hasta 50 litros por metro cuadrado en zonas interiores en las que apenas llueve.
“Muchas regiones recibirán el equivalente a varios años de lluvia en el lapso de dos semanas”, afirma Andrej Flis, uno de los primeros especialistas en advertir de la situación.
“Hay que tener en cuenta que son precipitaciones eminentemente convectivas, no de frentes, y eso implica siempre un mayor grado de incertidumbre”, advierte Francisco Martín León, meteorólogo y coordinador de RAM (Revista del Aficionado de la Meteorología).
En sus 38 años de experiencia en AEMET, explica, ante estas entradas de aire húmedo que atraviesan el desierto el modelo sobreestima estas predicciones a tantos días.
“Por eso no me puedo creer el modelo al cien por cien, pero la posibilidad de que tengamos una irrupción histórica está ahí”, afirma. “Hay mapas que dan una probabilidad de entre un 20 y un 30% —que es bastante alta — de que en diez días se superen esos 50 litros por metro cuadrado en zonas del desierto, y eso sí que tiene un valor intrínseco”.
El trópico desplazado hacia el norte
Sobre los factores que han conducido a esta anomalía, aún hace falta un examen más detallado, pero todo indica que la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), una franja de nubes, lluvias, tormentas y precipitaciones que se extiende por todo el ecuador, se ha desplazado mucho más al norte de lo habitual.
Además de provocar estas raras precipitaciones en el interior del desierto del Sáhara, esto puede explicar un cambio drástico en los patrones climáticos en la región y afectar a la temporada de huracanes en el Atlántico, reduciendo su formación.
“Hay que fijarse en la temperatura superficial del océano”, explica Camacho. “Tenemos el fenómeno de La Niña en el Pacífico tropical, que produce un enfriamiento, pero resulta que en el Atlántico también hay una extensión de aguas frías que van hacia el golfo de Guinea, más frías de lo normal, como una Niña atlántica”.
A finales de agosto y principios de septiembre es normal que llueva en esta zona al sur del desierto, recuerda el portavoz de AEMET. “Hay un monzón del oeste de África, que lleva la humedad del golfo de Guinea hasta el Sahel, pero ahora ese flujo atmosférico está perturbado y las precipitaciones se extienden hacia el Sáhara. Todo está corrido hacia el norte, esto no es normal”.
Martín León observa que además se da una circunstancia muy especial, y es que la situación es fruto de la conjunción de tres elementos: una irrupción de aire polar al nornoroeste de la península ibérica, una dana al noroeste de Canarias y una zona de bajas presiones sobre Mauritania.
“Estos tres elementos propician que haya una lengua de humedad que entra en el desierto y se proyecta hacia nuestras latitudes, de tal manera que al final del episodio puede que esas lluvias lleguen hasta la península”, asevera.
¿Atribuible al cambio climático?
Para el veterano meteorólogo Ángel Rivera, experto en dinámicas atmosféricas, el hecho de que vaya a haber una anomalía de precipitaciones en el desierto no puede tomarse como una consecuencia del cambio climático y podría quedar dentro de la variabilidad natural atmosférica de esta época del año.
“Es algo que tendrán que estudiar los expertos en atribución”, advierte. “Si interviene el cambio climático, los investigadores lo verán”, coincide Camacho.
“En esa zona hay mucha variabilidad mutidecadal”, apunta García Herrera, quien publicó un estudio del monzón del oeste de África con datos recogidos por los barcos desde 1800.
“Nuestros datos muestran que en la segunda mitad del siglo XIX en el Sahel había precipitaciones intensas y que desde 1970 la zona está en sequía”, asegura.
Con información de El Diario.es