Los Yekwana, guardianes milenarios de la Amazonía, ven en el bosque mucho más que un simple ecosistema. Es su hogar, su templo y su alma. Joaquín Asiza, sabio Yekwana, nos adentra en un mundo donde cada árbol, cada río y cada criatura es parte de un tejido ancestral que conecta a su pueblo con la naturaleza.
El bosque como fuente de vida
Desde tiempos inmemoriales, los Yekwana han dependido del bosque para su supervivencia. Este les brinda alimento, medicina, materiales para construir sus viviendas y un espacio sagrado para sus rituales.
«El bosque es protección, es salud», afirma Asiza, «es una fuente de vida que nos permite respirar aire puro y conservar nuestros ríos».
Sabiduría ancestral y prácticas sostenibles
Los Yekwana han desarrollado un profundo conocimiento del bosque a través de generaciones. Sus prácticas agrícolas, de pesca y caza son respetuosas con el entorno, asegurando la regeneración de los ecosistemas. «Al proteger el bosque, conservamos la sabiduría de nuestros ancestros», añade Asiza.
El bosque como identidad cultural
La conexión de los Yekwana con el bosque va más allá de lo material. Es parte integral de su identidad cultural, su espiritualidad y su cosmovisión. A través de su música, danza y poesía, expresan su amor y respeto por la naturaleza.
La historia de los Yekwana nos invita a repensar nuestra relación con el planeta. En un mundo cada vez más desconectado de la naturaleza, la sabiduría de los pueblos indígenas nos ofrece una valiosa lección: vivir en armonía con el entorno es esencial para nuestra supervivencia.
Los Yekwana enfrentan amenazas como la minería ilegal que ponen en peligro su hogar y su modo de vida. Sin embargo, su resistencia es un ejemplo inspirador de lucha por la defensa de los derechos de la naturaleza y los pueblos indígenas.
Prensa Kapé Kapé