La venidera Serie Mundial entre Yankees de Nueva York y Dodgers de Los Ángeles ha sido uno de los mejores episodios que le pudo pasar a la Major League Baseball (MLB), como máximo ente regulador de la disciplina en los Estados Unidos.
Más allá de la historia que engloba estas dos organizaciones, el hecho de desarrollarse en los dos centros culturales y económicos más potentes del país, le dan un brillo extra al espectáculo.
De acuerdo con los reportes históricos, la entrada más cara de aquella Serie Mundial Yankees-Dodgers, en 1941 era de $1.10 dólares; pero ahora ese precio ascendió a unos 1.200 dólares como mínimo para disfrutar de una de las sillas más baratas en el Dodger Stadium.
Según el portal SeatGeek, donde se compran los tickets, los precios reflejan la magnitud del evento. Los asientos en secciones premium, como las ubicadas detrás del home plate, alcanzan cifras astronómicas, con entradas que superan los 16 mil dólares en ambos estadios.
En el caso del parque californiano, la entrada más costosa que aún puede comprarse en el mencionado portal, vale 26 mil 625 dólares; mientras que en el Yankee Stadium, luego de 15 años sin un clásico de otoño, la entrada más costosa oscila los 19 mil dólares.
Ahora bien, hay ciertos factores extra deportivos que influyen en estos precios que, a diferencia de una temporada regular y una postemporada, hablamos de el punto clímax de las Grandes Ligas, en el que los dos mejores equipos se enfrentan por el máximo cetro; sin contar que este año, precisamente, lo hacen los dos equipos más populares en lo deportivo y en el mercado de la MLB.
Por un lado, Shohei Ohtani, actual rostro de la MLB se enfrenta a Aaron Judge, otra súper estrella de la pelota. No todo el mundo puede estar en una Serie Mundial. Allí el origen de estos precios tan elevados, sin contar el monto de las cosas dentro del estadio. Sin duda, una fiesta en donde el poder económico se hace sentir.
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