Sao Paulo (Xinhua) — La minería ilegal en los biomas de Brasil, entre ellos la selva amazónica, puede liberar hasta 3,5 toneladas de carbono por hectárea y concentrar niveles peligrosos de mercurio en el suelo, afectando la agricultura y la salud de las comunidades, además de representar riesgos significativos al medio ambiente, alertaron científicos brasileños en una investigación divulgada hoy lunes.
Investigadores de la Universidad de Sao Paulo (USP) analizan la contaminación de los ríos amazónicos causada por asentamientos ilegales de extracción de oro.
Estos asentamientos, al liberar mercurio, no solo alteran los ecosistemas acuáticos, sino que también ponen en peligro la principal fuente de alimentación de muchas comunidades locales.
El estudio, financiado por la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de Sao Paulo (Fapesp) y publicado en la revista especializada «Science of The Total Environment», reveló que en los cuatro biomas analizados, la acumulación de mercurio en el suelo alcanza niveles alarmantes de hasta 39 kilogramos por hectárea.
«La materia orgánica del suelo juega un papel crucial en la retención de mercurio. Con la minería y la deforestación, además de liberar CO2 a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global, hay un aumento en la disponibilidad de mercurio en el suelo», explicó el ingeniero agrónomo Matheus Bortolanza Soares, investigador de posdoctorado vinculado al Departamento de Ciencias del Suelo de la Facultad de Agricultura de la USP.
Para Luís Reynaldo Alleoni, investigador vinculado al Centro de investigación del Carbono en la Agricultura Tropical, los resultados muestran «que el cambio de estaciones climáticas juega un papel fundamental en el mantenimiento de las reservas de carbono y la regulación de la disponibilidad de mercurio».
Los investigadores recolectaron las muestras en áreas de extracción de oro en cuatro municipios de los estados de Pará (norte), Mato Grosso (oeste) y Minas Gerais (sureste).
Datos de la plataforma académica Mapbiomas de 2022, dice el comunicado de Fapesp, muestran que Brasil tiene 263.000 hectáreas de minería (el doble del tamaño de la ciudad de Río de Janeiro), de las cuales el 92 por ciento está en la Amazonia.
El 77 por ciento se encuentra a menos de 500 metros de algún tipo de cuerpo de agua, como ríos, lagos y arroyos.
Según la investigación, en la Amazonia, el oro está presente en el medio ambiente en forma de partículas muy pequeñas y para unirlos se utiliza mercurio metálico que al final del proceso puede convertirse en un compuesto altamente tóxico.
Se calcula que alrededor de 19.000 personas, en su mayoría indígenas y ribereños, se ven directamente afectados por la contaminación derivada de la minería de oro sólo en la Amazonia, según la investigación.
De acuerdo con los investigadores, para mitigar los daños es fundamental fortalecer las políticas de inspección minera, incentivar la legalización de la actividad y desarrollar programas de educación ambiental dirigidos a las comunidades locales.