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    A un venezolano le pasó como a Jonás, se lo tragó una ballena y luego lo «escupió»

    Un inusual y sorprendente encuentro con una ballena jorobada marcó la jornada de un padre y su hijo durante una navegación en kayak inflable en el estrecho de Magallanes, en Chile, el pasado 8 de febrero.

    Adrián Simancas, un joven de 23 años originario de Amazonas, Venezuela, vivió una experiencia cercana a la muerte que transformó su día de exploración en un episodio extraordinario.

    La travesía comenzó en el extremo de la Ruta 9 Sur, donde Adrián y su padre navegaron durante más de dos horas antes de que ocurriera el inesperado incidente.

    Al acercarse al final de bahía El Águila, el joven reportó haber visto un chorro de agua elevarse hacia el cielo, sin imaginar que poco tiempo después, un robusto cetáceo se acercaría a ellos con fuerza.

    “Sentí un golpe que me lanzó hacia atrás. Inicialmente pensé que podría haber sido una ola, pero el impacto fue tan fuerte que rápidamente comprendí que era algo más. En menos de un segundo, me hundí bajo el agua y pensé que podría haber muerto”, narró Adrián a La Prensa Austral.

    El encuentro dejó a Adrián bajo el agua durante tres segundos, donde la confusión y el temor lo invadieron, según reveló. “Sentía como si algo me rozara la cara. En mi mente, imaginé que había sido tragado por una orca, ya que habíamos discutido anteriormente sobre la presencia de estos animales en la zona”, agregó.

    Adrián tenía preparación en navegación

    El connacional contó que su chaleco salvavidas le permitió emerger de las profundidades, aunque la situación seguía siendo crítica debido a la presencia del cetáceo a su alrededor. “Estaba preocupado por mi padre; si ambos caíamos al agua, el rescate sería complicado”, recordó.

    Tras el intenso encuentro, el padre de Adrián logró alcanzarlo y ayudarlo a regresar a un área más segura.

    En un video registrado por su padre, Adrián muestra sorprendentemente calma durante su reacción ante esta situación extrema. Sobre esto, el joven admite que su preparación en navegación, incluidas técnicas de rescate en aguas frías, resultó fundamental para manejar el incidente.

    “La mente queda paralizada por el frío al sumergirse, y es difícil reaccionar de manera instantánea”, concluyó el kayakista, quien ahora comparte su historia para concienciar sobre la imprevisibilidad del entorno marino y la belleza de la fauna silvestre.

    El Cooperante

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