Este domingo 25 de mayo, en Venezuela se llevan a cabo las elecciones regionales para renovar, gobernadores, alcaldes, diputados regionales y diputados nacionales.
Hasta ahora no ha ocurrido incidente alguno, excepto que cayó un palo de agua que daba la impresión que las puertas del cielo se habían abierto y bajaba por allí el agua del mundo.
Desde tempranas horas de la mañana los centros electorales estaban listos para recibir a los electores, que como es tradicional cuando se trata de estos comicios tienen una afluencia menor de votantes porque el venezolano es presidencialista, en pocas palabras, es muy Juan Bimba, todos queremos ser presidentes por eso nos movilizamos.
En el ámbito político, el candidato Raúl Yusef, respaldado por Un Nuevo Tiempo, Unidos por el Cambio y Arepa Digital concurrió temprano a depositar su voto donde lo ha hecho siempre: En la escuela número 2 de Palúa, San Félix, a unas pocas cuadras de su casa.
La candidata del Psuv, Yulisbeth La Tata García, fue a votar en la escuela Enriqueta de Pérez, en un caserío de El Pao, donde ha votado toda su familia desde los tiempos en el que su papá, dirigente sindical de Acción Democrática lo hacía.
Los otros que se han movilizado son los aspirantes a diputados al Consejo Legislativo y a a Asamblea Nacional, quienes con mucho entusiasmo, convocan a vecinos, familiares y amigos.
En el área del oficialismo también están en la misma tónica y en algunos casos, a los más apasionados se les va la lengua y hasta anuncian acciones negativas si los «compañeros no van a votar».
Eso no pasa en el lado de la oposición. La preocupación allí es que la gente vaya a votar.
A finales de la tarde, ante la baja afluencia, se debería esperar, en lógica política o de «mato pollero» que si no hay electores se cierre temprano para que los venezolanos, dentro y fuera del país, conozcan los resultados rápido y no volvamos a vivir noches de terror como cuando era Tibisay Lucena la presidenta del CNE o como el 28J cuando el gobierno y la oposición con esa prócer insigne de María Corina Machado y Edmundo González al frente, escenificaron una hora loca.
Ojalá esta vez las cosas sean menos traumáticas.
Carmen Carrillo