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    El nuevo ataque de la Casa Blanca a la libertad de prensa

    No es secreto que el actual Gobierno estadounidense no tiene buena opinión de los periodistas. El presidente Donald Trump recientemente llamó «cerda» a una reportera que le preguntó sobre su participación en el escándalo de Jeffrey Epstein.

    «Salón de la Vergüenza» mediático

    La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó recientemente que gran parte de su trabajo es lidiar con lo que calificó de caracterizaciones inexactas publicadas por corresponsales de la Casa Blanca. «Las noticias falsas que vemos salir de este edificio a diario… es realmente abrumador seguirlas todas», dijo.

    En respuesta, la Casa Blanca ha creado el nuevo sitio web «Media Offenders» («Delincuentes de los medios»), que incluye apartados para los «Delincuentes de la semana». En un «Salón de la Vergüenza» que ya consta de cuatro páginas (al momento de la publicación), aparecen notas de diversas publicaciones que la Casa Blanca ha clasificado en diferentes categorías: «sesgo», «mentira», «afirmación falsa», «mala praxis», «omisión de contexto», «caracterización errónea», «informes circulares», «falta de información» y «locura de izquierda».

    Riesgo para los periodistas

    «Si el lenguaje que se usa en el sitio web… parece una campaña de desprestigio, [y] huele a campaña de desprestigio, probablemente lo sea», advierte a DW Katherine Jacobsen, coordinadora del programa para EE. UU., Canadá y el Caribe del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). «Y no puedo exagerar lo preocupante que es». Un sitio web como este, creado por el Gobierno de Estados Unidos, «crea una estructura permisiva no solo para posibles ataques verbales contra la prensa, sino también para ataques físicos», agrega.

    Además de los medios criticados, el sitio web enumera los nombres de los periodistas que escribieron o produjeron el supuesto informe ofensivo. «Estos periodistas intentan revelar información veraz y crear un entorno más transparente», dice Jacobsen. «Sabemos que este tipo de retórica enrarece el ambiente, lo que a su vez hace menos seguro el trabajo de los periodistas».

    Esto «puede tener un efecto disuasorio sobre la libertad de expresión y los medios independientes», coincide Jonathan Katz, investigador de estudios de gobernanza en el centro de estudios Brookings Institution. «Estamos observando atentamente cómo afecta esto a la libertad de prensa en Estados Unidos», dice a DW.

    Libertad de prensa, base de la democracia en EE. UU.

    Cualquier cosa que no sea una prensa totalmente libre va en contra de la esencia misma de Estados Unidos. La primera enmienda de su Constitución establece, en parte, que «El Congreso no promulgará ninguna ley (…) que restrinja la libertad de expresión o de prensa (…)».

    En 1776, los legisladores de la Virginia colonial aprobaron una declaración de derechos que destacaba la importancia de una prensa libre: «La libertad de prensa es uno de los mayores baluartes de la libertad y solo puede ser restringida por Gobiernos despóticos».

    «Nunca conseguirás que un periodista diga que las relaciones con el Gobierno son buenas», declaró a la Voz de América el fallecido Ben Bradlee, editor ejecutivo de The Washington Post entre 1968 y 1991. «Si lo hiciera, probablemente estaría mintiendo y el Gobierno lo estaría tratando demasiado bien. No tienen por qué tratarnos tan bien. Simplemente, tienen que mantenerse al margen».

    «Trump ha sido el presidente más hostil con la prensa»

    «Todos los presidentes, en algún momento, han tenido problemas con los medios y la cobertura mediática. Pero nunca hemos visto a un presidente atacar a los medios como lo ha hecho Trump», señala a DW Tom Jones, redactor principal del Instituto Poynter, que ofrece formación sobre ética periodística. «Donald Trump, por mucho, ha sido el presidente más hostil con la prensa».

    Y el sitio web «Media Offenders», junto con las restricciones de información del Pentágono y las demandas de Trump contra varios medios de comunicación que publicaron historias desfavorables sobre él, son una señal de cuán sin precedentes es el antagonismo del actual Gobierno de EE. UU. contra la prensa.

    Los estadounidenses, divididos sobre su crítica a la prensa

    La portavoz de prensa de la Casa Blanca, Leavitt, dice que el problema son los periodistas, no el presidente. Según ella, «el nivel del periodismo ha caído a un mínimo histórico en este país». 

    Según una encuesta del Pew Research Center, antes de las elecciones del 5 de noviembre de 2024, el 60 por ciento de los votantes con inclinaciones republicanas afirmó que los medios de comunicación estaban haciendo una cobertura deficiente de la campaña electoral. Entre los votantes con inclinaciones demócratas, sin embargo, el 77 por ciento afirmó que los medios estaban haciendo una buena cobertura de las elecciones.

    Jones, del Instituto Poynter, dice que los periodistas políticos en EE. UU. están haciendo el trabajo crucial de mantener informado al público estadounidense, incluso cuando a una parte del público y del Gobierno no les gusta lo que producen: «Y aunque no siempre es perfecta, su cobertura se basa en información exhaustiva y hechos».

    A principios de este año, Katz publicó como coautor el libro «Democracy Playbook 2025», que detalla siete pilares sobre los que se sustenta la democracia estadounidense: «Uno de esos pilares absolutamente esenciales para la democracia y su protección son los medios de comunicación libres e independientes», afirma. «Son necesarios para la transparencia y la rendición de cuentas. Y ahora mismo, este pilar se está erosionando».

    (rml/ms)/DW Actualidad

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