La víctima fue identificada como Hatsue Kajiyama, una niña de 13 años que desapareció tras el bombardeo atómico estadounidense a Hiroshima el 6 de agosto de 1945, almacenados en instalaciones del Parque Conmemorativo de la Paz de esta ciudad del oeste de Japón.
Los restos de Hatsue quedaron atrás cuando su familia se mudó a Manchuria, recoge la web de The Japan Times y, de forma inusual, incluían muestras de cabello. Se conservaban bajo el nombre de su hermana menor, Michiko Kajiyama.
Y habrían permanecido almacenadas así de no ser por Shuji Kajiyama, el sobrino sexagenario de Hatsue, residente en el vecino pueblo de Fuchu, que sospechó que los restos podrían pertenecer a esa tía suya, quien murió en el ataque estadunidense a Hiroshima, mientras que su hermana menor, Michiko, sobrevivió a la guerra.
Shuji Kajiyama solicitó a las autoridades que lo verificaran.
La muestra de cabello ofrecía una oportunidad excepcional
La administración municipal confirmó que la dirección asociada a los restos preservados coincidía con la residencia de Hatsue en ese momento. Esto llevó a la decisión de permitir el análisis de ADN.
Los intentos previos de extraer ADN de cenizas o fragmentos óseos en Hiroshima habían sido infructuosos. Hiroshima había rechazado tales solicitudes, ya que el material genético de los restos incinerados se considera de utilidad limitada, precisa el portal Sumikai, que ofrece noticias y trasfondos sobre Japón en lengua alemana.
En este caso, sin embargo, la muestra de cabello recuperada ofrecía una oportunidad excepcional.
Entre finales de noviembre y principios de este mes, la Universidad Dental de Kanagawa extrajo ADN del cabello conservado y lo comparó con el de la hermana menor de Hatsue, de 91 años, confirmando el parentesco y su identidad.
Se cree que la joven Hatsue podría haber llevado ropa o artículos marcados con el nombre de su hermana el día del ataque, lo que habría llevado al error a la hora de catalogar sus restos. Los familiares planean solicitar la devolución de esos restos.
70.000 víctimas no identificadas
En el denominado Túmulo Conmemorativo de la Bomba Atómica de Hiroshima se conservan los restos de aproximadamente 70.000 víctimas no identificadas, así como 812 conjuntos de restos cuyos nombres se conocen, pero que nunca han sido reclamados, en los 80 años transcurridos desde el fatídico 6 de agosto de 1945.
La mayoría de ellos fueron recogidos en las semanas posteriores a la explosión, cuando la ciudad estaba en ruinas y muchas familias habían sido exterminadas.
Entre estas cenizas, en diez casos se conserva cabello de las víctimas. Las autoridades locales planean seguir realizando análisis de ADN si los familiares de las víctimas lo solicitan en el futuro. Shuji Kajiyama dijo que espera que el esfuerzo ayude a que «el mayor número posible de víctimas puedan regresar a sus familias».
Vacío legal en Japón
En Japón, estas pruebas se han utilizado casi exclusivamente en muertos de guerra y víctimas de desastres, no en civiles de la posguerra. De hecho, el caso pone de relieve un gran vacío legal en Japón, explica Sumikai.
Si bien una ley de 2016 obliga al Estado a recuperar e identificar los restos de los soldados caídos, no existe una regulación comparable para las víctimas civiles de bombardeos aéreos y ataques nucleares.
La responsabilidad recae en los municipios o en iniciativas privadas. En Okinawa y en la isla de Iwo Jima, se llevan a cabo operaciones de búsqueda financiadas por el Estado, donde el análisis de coincidencias de ADN está establecida desde hace tiempo.
Sin embargo, en el caso de las víctimas civiles, esta responsabilidad recae principalmente en municipios, voluntarios y familiares. Por lo tanto, Hiroshima financió esta iniciativa por cuenta propia y en cooperación con instituciones científicas.
DW Actualidad
