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    La “invasión” de la mentira

    Ya han transcurrido 12 horas más después de las 36 que la oposición radical anunció a través de sus influencers que llegarían los invasores norteamericanos a sacar a patadas a Maduro y a su corte. No pasó nada. Me siento estafada.

    Le había dicho a mi hija, ingenuamente: Prepárate mi amor, nos vamos pa’ Venezuela,  María Corina y sus huestes nos liberaron con el apoyo de los gringos.

    Mi hija me miró como te mira ahora esta generación criada por nosotros,  una pila de padres estúpidos que creímos que  con amor y no con sopapos y regaños,  haríamos seres más empáticos y con fibra social.

    O sea, abrió esos grandes ojos donde creí percibir lástima o desprecio, supongo que para ella, soy boba porque creí en el hatajo de locos que está  en el entorno del presidente Donald Trump y en el equipo de estafadores de poca monta que son los integrantes de la oposición radical. Y eso sin meter al gobierno de Maduro.

    Al final,  estamos en manos de Dios, o como diría Blanche Dubois, en la última línea de “Un Tranvía llamado deseo”: Siempre hay que esperar caridad de los extraños.

    Debo confesar que estoy impactada pues mi hija se dio cuenta, primero que yo, que todo era mentira; supongo que de tanto ver Tik Tok, se ha hecho una experta en detección de mentiras.

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    Ahora en serio, uno no sabe qué pensar cuándo pasan vainas como estas. Un grupo de personas se pone de acuerdo y sale a mentir y meten a cualquier cantidad de payasos y maromeros, todo con la intención de demostrar su mentira.

    Si Goebbels estuviera vivo se sentiría orgulloso de los venezolanos radicales, sobre todo de su oposición, porque ellos están empeñados en hacer realidad el axioma que dice que una mentira repetida cien veces se convierte en una verdad tan grande como una catedral.

    Hay dinero para pagar esas mentiras porque es difícil que esos influencers salgan a decir todo eso, sin la cara de George Washington de por medio o de un bitcoin o de un satochi. O en el mejor de los casos, sin una Citgo de por medio, que creo que es lo que va a pasar al final.

    El daño que María Corina Machado le ha hecho al país no ha sido medido. Porque bueno habrá quienes la defiendan señalando que más daño han hecho Manuel Rosales, Henrique Capriles, Bernabé Gutiérrez, Timoteo Zambrano, Claudio Fermín, Henry Ramos, Leopoldo Castillo, Julio Borges, Juan Guaidó, José Brito, Luis Parra, si me falta alguno, será un fallo de memoria, no otra cosa. El detalle es que el equipo anterior es tan malo que nadie les cree nada.

    En el caso de María Corina ella utilizó el capital de credibilidad que le quedaba y se montó en un autobús de mentiras donde cada pasajero lleva su agenda y acomoda las cosas según como vayan viniendo en el más puro estilo de Eudomar Santos.

    A propósito que sentirá Ibsen Martínez cada vez que mencionan a este personaje, porque a él lo recuerdan, pero a Martínez no. Seguro a él le conviene, no quiere ser responsable de quienes contribuyeron a la llegada del chavismo y posterior destrucción del país.

    En realidad como todos los que en esa época trabajábamos en la opinión pública y no nos dimos cuentas. En mi caso particular, admito,  mi falta de malicia política y mi estupidez.

    Pero hay otros que deberían estar presos por lo que hicieron: Destruir un país, usando a un ignorante con problemas de conducta, para ponerle la mano a sus riquezas.

    Al final no lograron nada, sólo abrir la puerta al oscurantismo y bajar a Venezuela del tren de la modernidad.

    Si, el daño hecho por María Corina y su estupidez no ha sido medido. Ella ha hecho que la esperanza sea una mentira; ella ha logrado atornillar a quienes nos gobiernan; ella ha sido capaz de darle alas al gobierno de Guyana que tuvo el tupé de salir a decir que “toda la droga que les llega viene de Venezuela”, el cdsum, de esos tipos, si porque ellos todos son unos angelitos.

    Si chica, sigues hundiendo al país porque tú si crees en la teoría de la “tierra arrasada”, tú sí crees, asesorada por esa señora que le falta una caja de herramientas la ex esposa del hijo de Jorge Olavarría, Magaly Meda, que si para salir de Maduro acabas con el país, el precio está bien.

    Chica detente. Mandráke, ayúdala, aunque ella no se deje porque al final es Venezuela, no es el chavismo que es una cáfila de ineptos, el país vive apagones de hasta ocho horas pero como eso no da rédito nadie dice nada y la gente pasando roncha.

    Son tan descarados que los estados son gobernados por bandas, “electos en las urnas electorales”, como en el caso de mi estado Bolívar, pero cómo hacemos si la única que sabe es María Corina, no importa que se equivoque y nos lance a todos por el despeñadero.

    De todos modos, la dama podría ser admirada porque no cualquiera monta a un presidente de los Estados Unidos en esa ola. Pero ojalá lo hubiera hecho bien, no así, a punta de embustes.

    PD: No olvidé a Charla Angola, es que no vale la pena mencionarla, ella sólo podía trabajar en Globovisión.

    Carmen Carrillo

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